martes, junio 28, 2005
Crónica de un nacimiento adelantado
Geñy tuvo cita al médico el Jueves 23 de Junio y le dijeron que estaba completamente cerrada y que la esperaban la semana siguiente. Con esa noticia decidimos hacer una caminata corta el día Sábado para mantenernos en forma. Al final del día Geñy estaba bastante incomoda y sintiendo un dolorcillo ciego en la espalda así que se recostó al llegar a la casa. Después de comer Geñy se acostó temprano a dormir y yo la seguí al poco tiempo.
A las cuatro de la mañana Geñy me despertó porque tenía dolores y empezamos a cronometrar. Como un relojito cada 10 minutos la punzada en la espalda duraba unos 40 segundos. Empezó el trabajo de parto, 10 días antes de los previsto!!! Como era de suponerse no teníamos NADA listo, contábamos con una semana más de preparación. Afortunadamente Geñy ya tenía lista la lista de la maleta así que mientras ella pasaba las contracciones, yo cronometraba e iba arreglando las cosas de la maleta.
A las ocho y media de la mañana después a ducharnos las contracciones se aceleraron cada cinco minutos y un poco más largas. Después de hora y media de estas contracciones, de acuerdo con las instrucciones del doctor, llamamos a avisar en la clínica. Unos minutos mas tarde nos llamó el doctor y nos autorizó ir para que revisaran el progreso de la dilatación.
Afortunadamente el nos tocó el mismo doctor de la cita mas reciente y estaba muy sorprendido de que Geñy hubiera dilatado tanto desde el Jueves anterior cuando la había visto en su oficina. Con tres centímetros de dilatación nos ordenó caminar por el hospital durante una hora y volver para evaluar el progreso. Cinco centímetros!! Se quedan! dijo el doctor.
Geñy decidió tomar anestesia peridural para lo que debían hidratarla por vía intravenosa por mas o menos 30 minutos. En esos treinta minutos las contracciones se intensificaron y la futura mamita estaba desesperada y no veía la hora de que llegara el anestesiólogo a calmar su dolor. Se olvidó de las respiraciones aprendidas meses atrás y sólo quería saber de aquel doctor y sus agujas mágicas. Al cabo de la media hora a eso de las 2:30 PM llegó el mago y en cuestión de minutos Geñy dormía placidamente dejando que su cuerpo hiciera su trabajo sin dolor y recuperando fuerzas para traer a Gabriela al mundo.
A las 3:30 de la tarde el médico dio autorización para empezar a pujar. A las 3:45 después de los preparativos y esperar una contracción Geñy dio su primer pujón. Una hora después Gabriela estaba mostrando la coronita de su cabeza. Desafortunadamente el ritmo cardiaco de la bebe empezó a bajar y el doctor empezó a considerar hacer una cesárea. Tal vez fue el susto de enfrentar ese procedimiento pero con los siguientes tres pujones Geñy sacó a Gabriela fuera de todo peligro. Todo pasó tan rápido que casi toma al médico por sorpresa y tuvimos que esperar un par de minutos para que él se organizara para recibir la niña. A las 5:16 PM llegó Gabriela a este mundo fuerte y llorando con sus pulmones saludables. Un río de emociones invadió nuestros corazones pero tuvimos que recuperar la cordura porque era hora de cortar el cordón umbilical. Siguiendo cuidadosamente las instrucciones del doctor corté el cordón y Gabriela estaba por si sola en este mundo lleno de gente que la adora desde antes de nacer.
La bebe estaba muy bien, la enfermera la pesó y la limpió un poco, "6lbs. 15 oz." se leía en la balanza. La mamita estaba todavía ocupada sacando la placenta y terminando el proceso. Gabriela, siendo una bebe grandecita, lastimó bastante a la mamá saliendo y el doctor se demoró más de una hora suturando las heridas del nacimiento. Mientras tanto el papá tuvo que encargarse de la bebe porque la atención de los galenos se centraba en la mamita para que quedara como una uvita. Una hora y media mas tarde Gabriela estaba en brazos de su madre las dos felices e irradiando amor.
Así nació Gabriela. Ahora los tres empezamos esta nueva jornada por un camino lleno de cosas nuevas que iremos aprendiendo rodeados del amor de abuelas, abuelos, tías, tíos, primas, primos y una bisabuelita que desde la distancia nos cubre a todos con sus bendiciones y oraciones.
No nos cansamos de agradecer a Dios por esta hermosa hija y por nuestra familia llena de amor. Señor, ilumínanos para que guiemos a nuestra hija por la vida así como nuestros padres nos han iluminado el camino desde que nacimos.
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